sábado, 9 de agosto de 2008

JERARQUIAS ESPIRITUALES

Un Ángel es un ser etéreo presente en muchas religiones, cuyos deberes son asistir y servir a Dios. Actúan típicamente como mensajeros, según se cree en las tres principales religiones monoteístas.

Algunas personas prefieren ver a las figuras angelicales como seres extraterrestres.


Casi todo lo que se dice teológicamente de los ángeles puede decirse metafísicamente de los estados superiores del SER.
De lo que acabamos de decir resulta que, por «jerarquías espirituales», no podemos entender propiamente nada más que el conjunto de los estados del ser que son superiores a la individualidad humana, y más precisamente de los estados informales o supraindividuales, estados que debemos considerar por lo demás como realizables para el ser a partir del estado humano, y eso mismo en el curso de su existencia corporal y terrestre.

En efecto, esta realización está esencialmente implícita en la totalización del ser, y por consiguiente, en la «Liberación» (Moksha o Mukti), por la que el ser se libera de los lazos de toda condición especial de existencia, y que, no siendo susceptible de diferentes grados, es tan completa y tan perfecta cuando se obtiene como «liberación en vida» (jîvan-mukti) como cuando es «liberación fuera de la forma» (vidêha-mukti). Así, no puede haber ningún grado espiritual que sea superior al del Yogî, ya que éste, habiendo llegado a esta «Liberación», que es al mismo tiempo la «Unión» (Yoga) o la «Identidad Suprema», ya no tiene nada más que obtener ulteriormente; pero, si la meta a alcanzar es la misma para todos los seres, entiéndase bien que cada uno la alcanza según su «vía personal», y, por consiguiente, por modalidades susceptibles de variaciones indefinidas.

La libertad absoluta no puede realizarse sino por la completa universalización: será «auto-determinación» en tanto que coextensiva al Ser, e «indeterminación» más allá del Ser. Mientras que una libertad relativa pertenece a todo ser bajo cualquier condición que sea, esta libertad absoluta no puede pertenecer más que al ser liberado de las condiciones de la existencia manifestada, individual o incluso supraindividual, y deviniendo absolutamente «uno», en el grado del Ser puro, o «sin-dualidad» si su realización rebasa el Ser. Es entonces, y únicamente entonces, cuando se puede hablar del ser «que es él mismo su propia ley»[1], porque ese ser es plenamente idéntico a su razón suficiente, que es a la vez su origen principal y su destino final.
Los ángeles son espíritus puros, es decir "libres de toda materia", y por lo tanto de naturaleza inmortal. Ellos existen para glorificar a Dios y ser sus mensajeros... de hecho su función más importante es ésta: ser el nexo entre Dios y el Hombre, y en segundo término proteger a los hombres y velar por su salvación.

La mayoría de las religiones y la Teología reconocen su existencia desde los primeros tiempos a través de escritos bíblicos e históricos. Para la Iglesia Católica, los ángeles son una "verdad de fe".

Su naturaleza espiritual implica que son libres de todas las limitaciones que lo humano -naturaleza física/espiritual- involucra, por lo tanto su respuesta al amor de Dios no necesita tiempo ni reflexión para crecer y madurar, como nosotros.
Los ángeles fueron creados perfectos, de ahí su poder y entendimiento, en cambio nosotros fuimos creados para "perfeccionarnos". Entendiendo esa diferencia esencial entre hombre y ángeles, se entiende que las "almas" no son ángeles, ni viceversa. Una persona que se muere, no se transforma en ángel o en demonio según su comportamiento en vida.

Hoy existe la posibilidad real y evolutiva para transformar las vibraciones llamadas humanas en vibraciones conscientes angelicales. Abrir nuestro interior permite fluir en las vibraciones cuánticas de la Nueva Era.

OM TAT SAT
RAMALA SHIVA



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